Una de las preguntas que más se hacen las madres y padres primerizos es si los bebés deben utilizar almohada o, mejor dicho, a partir de qué edad pueden utilizar almohada los bebés. Por motivos de seguridad, los especialistas desaconsejan el uso de almohadas en recién nacidos y lactantes, al igual que el uso de sábanas, edredones o cualquier otra cosa que pueda suponerle un mínimo de riesgo de asfixia y sofocación mientras duermen.
La Academia Americana de Pediatría (AAP) y otras organizaciones de salud infantil recomiendan que los bebés recién nacidos duerman boca arriba en un colchón firme y en una cuna vacía, sin almohada, mantas, peluches o cualquier objeto que pueda interferir en su respiración. Esto ayuda a reducir el riesgo de síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL) y promueve un entorno de sueño seguro. El uso de una almohada puede aumentar el riesgo de que el bebé se ahogue si su rostro se hunde en la almohada o se enreda en ella.
El primer año
Además del riesgo de asfixia por los continuos movimientos del bebé, durante el primer año de vida es desaconsejable el uso de almohada porque el bebé duerme más cómodo sobre una superficie plana.
Durante los primeros meses y años de vida, los bebés aún están desarrollando su estructura ósea y muscular, incluida la columna vertebral. El uso de una almohada puede interferir con la alineación natural de la columna vertebral y comprometer su desarrollo adecuado.
Los bebés tienen una curva natural en la parte posterior de su cabeza, conocida como posición supina. Esto se debe a que pasan mucho tiempo acostados boca arriba durante los primeros meses, lo cual es la posición recomendada para dormir. El uso de una almohada puede empujar la cabeza del bebé hacia adelante o hacia una posición incómoda, alterando la alineación natural de la columna vertebral y afectando su postura.
A partir de los dos años
La recomendación general es que los bebés no usen almohada hasta que sean capaces de moverse y cambiar de posición por sí mismos durante el sueño, lo cual suele ocurrir alrededor de los 24 meses. A esta edad, la morfología corporal de los niños se ha desarrollado de manera que ya se sienten cómodos con una almohada y tienen la suficiente fuerza y control para ajustar su cabeza y cuerpo mientras duermen, lo que reduce el riesgo de asfixia.
Sin embargo, es importante destacar que las necesidades y capacidades de cada niño son diferentes, por lo que es esencial seguir las pautas de seguridad y consultar con el pediatra antes de introducir una almohada. Algunos niños pueden necesitar una almohada antes de los 2 años debido a razones específicas, como problemas respiratorios o médicos, pero esto debe ser evaluado por un profesional de la salud.
Cuando llegue el momento de introducir una almohada para tu peque, es importante elegir una almohada adecuada para su edad y tamaño. Opta por una almohada bajita y suave, diseñada específicamente para niños pequeños, que proporcione un soporte adecuado para su cabeza y cuello. Evita las almohadas voluminosas, excesivamente altas o con rellenos que puedan representar un riesgo para la seguridad del niño.
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Si bien es normal que los adultos y niños mayores utilicen almohadas para dormir, es importante recordar que los bebés tienen necesidades diferentes y especiales en términos de seguridad mientras duermen. Si tienes alguna preocupación o pregunta sobre la seguridad del sueño de tu bebé, es recomendable hablar con el pediatra, quien podrá brindarte orientación y recomendaciones específicas para tu bebé.