Nuestros pequeños están explorando el mundo desde el momento en el que nacen. Sus sentidos están en alerta constante, absorbiendo toda la información que pueden. Y, aunque muchos creemos que solo los juguetes educativos pueden estimular a nuestros hijos, lo cierto es que el contacto con los objetos cotidianos también es clave para su desarrollo. Elementos tan simples como una botella, una lámpara o un libro en casa tienen un potencial increíble para ayudar a los niños a descubrir, aprender y fortalecer habilidades fundamentales.
Descubriendo el mundo a través del tacto
Cuando un niño agarra una botella o intenta encender y apagar una lámpara, está poniendo a prueba su motricidad fina. Estas actividades tan simples requieren coordinación y destreza en sus manos y dedos, lo que le ayuda a desarrollar habilidades motoras esenciales para otras tareas más complejas en el futuro, como escribir o dibujar. Además, cada objeto tiene una textura, un peso y una forma diferentes, lo que estimula su sentido del tacto y su curiosidad. Este descubrimiento sensorial es esencial en sus primeros años de vida, porque les ayuda a entender que cada cosa tiene sus propias características y que el mundo está lleno de diversidad.
Creando conexiones emocionales y cognitivas
¿Quién no recuerda haber tenido un objeto favorito de pequeño? Puede haber sido un peluche, una manta, o incluso algo menos común, como una lámpara que encendías cada noche para no dormir a oscuras. Estas cosas materiales a menudo se vuelven importantes en la vida de un niño porque les brindan seguridad y estabilidad. Tener estos “compañeros” materiales en su entorno también les ayuda a desarrollar una especie de memoria emocional, que fortalece sus vínculos afectivos y su sentido de pertenencia.
Por otro lado, el contacto con libros, aunque aún no sepan leer, también es muy beneficioso. Pasar las páginas, ver las imágenes, imitar a los padres que leen o incluso intentar "leer" a su manera, son actividades que fortalecen su vínculo con la lectura y crean las bases para su desarrollo cognitivo. Los libros son ventanas que les muestran otros mundos y expanden su imaginación y creatividad.
Estimulando la independencia y la exploración
Darles la libertad de interactuar con objetos del hogar les ayuda a entender que pueden explorar el mundo por sí mismos. Estas pequeñas acciones les muestran que son capaces de manipular el entorno y tomar decisiones, lo que fortalece su autoestima e independencia.
Por supuesto, es importante que siempre estén bajo supervisión, especialmente si son objetos que pueden representar un riesgo.
Estimulando la creatividad y el juego simbólico
Cuando los niños interactúan con objetos comunes, también aprenden a verlos de maneras nuevas y creativas. Una botella puede convertirse en un cohete, un palo de madera en una varita mágica y una manta en una tienda de campaña. Este tipo de juego es fundamental en su desarrollo porque les permite usar su imaginación, entender el mundo de los adultos y resolver problemas.