Las vacaciones y el sueño de los bebés no siempre son buenos amigos. Uno de los principales consejos que se da a los padres sobre el sueño de los bebés es el de mantener ciertas rutinas a la hora de acostarlo. ¿Pero qué hacemos cuando estamos de vacaciones y no podemos mantener los mismos horarios?
Las vacaciones, el calor, el cambio a una nueva habitación, distinta cuna, distinto colchón… pueden ser factores que hagan que los pequeños encuentren dificultades a la hora de dormir.
Mantén las rutinas, pero sé flexible
Aunque estéis de vacaciones fuera de casa, trata de mantener cierta consistencia en la rutina diaria de tu bebé en términos de horarios de alimentación, siestas y hora de acostarse. Esto ayudará a que su reloj interno no se desoriente por completo.
Un consejo es que, si sabes que habrá cambios en los horarios durante las vacaciones, trates de ajustar el horario de sueño de tu bebé gradualmente unos días antes para que la transición no sea tan abrupta.
Aunque es importante mantener cierta rutina, también es necesario ser flexible y comprender que las vacaciones implican cambios. Si el bebé tiene una noche inusual o necesita siestas adicionales, permíteselo.
Cuando regreséis a casa a la vuelta de las vacaciones, intenta retomar la rutina de sueño normal de tu bebé lo antes posible para ayudarlo a adaptarse nuevamente.
Cuna de viaje, el gran cambio
El cambio de cuna habitual es uno de los grandes cambios que pueden afectar al sueño del bebé durante las vacaciones. Para intentar atenuar lo diferente, nos debemos centrar en las cosas que sí podemos mantener, sobre todo los primeros días. Puede ayudar el mantener alguna de las rutinas que se siguen durante todo el año, como los mismos horarios, el baño antes de meterlo en la cuna, el tiempo del cuento o las nanas. Todo ello hará que el bebé reconozca las señales de que ha llegado la hora de dormir.
Asegúrate también de que el lugar donde el bebé duerma sea cómodo, tranquilo y oscuro. Si estás en un lugar nuevo, intenta recrear un ambiente similar al que tiene en casa. Los bebés pueden sentirse inseguros o incómodos en un entorno desconocido. Intenta estar cerca de ellos mientras duermen para brindarles consuelo y seguridad cuando sea necesario.
Si podemos llevarnos una cuna de viaje, la cuna de viaje JOY es una muy buena opción, ya que es ligera, resistente y fácil de montar, desmontar y guardar en su bolsa de transporte.
Las cunas de viaje admiten distintos tipos de colchones, pero sin duda la mejor opción sería mantener el colchón habitual. Por ejemplo, el colchón de cuna Care Ultimate permite separar el topper o acolchado superior con una cremallera y llevártelo enrollado cuando te vas de viaje. Sería una buena forma de que el bebé no extrañase la superficie donde duerme cada noche y reconociese el olor y la textura.
Dependiendo del espacio que tengamos al viajar, llevar el colchón habitual puede no ser una opción. En estos casos, se puede optar por el colchón de viaje Goli Air, que es enrollable y ocupa muy poco espacio. La espuma, aconsejada para niños de hasta 20 kg de peso, cubre las necesidades básicas de descanso del bebé para que duerma tranquilo y seguro.
Objetos cotidianos, recuerdan a casa
Lleva algunos objetos familiares, como mantas o juguetes de peluche, que puedan ayudar a que el bebé se sienta más cómodo y seguro en el nuevo entorno.
En muchas cunas de viaje no es posible adaptar las chichoneras, pero por cuestión de seguridad y por estética, cada vez más familias optan por rodear las cunas con las trenzas protectoras. La trenza decorativa TWIST es perfecta para bordear la cuna evitando que el bebé se golpee. También es útil para reducir espacios o acotar zonas de juego. Es una buena idea llevarlas con vosotros durante el viaje, ya que el bebé reconocerá su tacto y colores y hará que se sienta protegido y arropado por sus objetos cotidianos.
Más objetos que pueden ayudar a vuestro bebé a sentirse como en casa son sus peluches o doudous; si los siente cerca se sentirá más seguro y menos inquieto.