La forma de la cabeza de un bebé al nacer es una preocupación común para los padres y los profesionales de la salud. En algunos casos, los recién nacidos pueden desarrollar deformidades craneales, y es esencial comprender las diferentes formas que pueden adoptar y sus posibles causas.
3 tipos de deformidades craneales en bebés
Tres de las deformidades craneales más comunes en los recién nacidos son la plagiocefalia, la braquicefalia y la dolicocefalia o escafocefalia.
- La plagiocefalia es una deformidad que se caracteriza por un aplanamiento asimétrico de una parte de la cabeza del bebé. Consiste en un aplanamiento lateral desde un punto de vista posterior: es decir, se aplana el occipital (hueso posterior del cráneo) de un lado. Se asocia comúnmente a tortícolis congénita. Suele ocurrir cuando el bebé pasa demasiado tiempo en la misma posición, como acostarse siempre del mismo lado. La plagiocefalia también puede estar relacionada con la posición en la que el bebé pasa tiempo en la cuna o el cochecito.
- La braquicefalia posicional es una deformidad craneal que consiste en un aplanamiento de toda la parte posterior de la cabeza del bebé, lo que resulta en una cabeza más ancha de lo normal. Esta deformidad a menudo está vinculada con la posición para dormir del bebé, especialmente cuando duermen largos períodos en supino (boca arriba).
La campaña «Back to Sleep» promovida por los profesionales de la salud de colocar al bebé siempre en posición supina o boca arriba para dormir con el fin de reducir el riesgo de síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL) ha sido exitosa en este sentido, pero ha llevado a un aumento en los casos de braquicefalia y plagiocefalia. Para prevenir estas deformidades, los papás debemos equilibrar el tiempo que el bebé pasa boca arriba con períodos supervisados boca abajo para fortalecer los músculos del cuello.
- Por último, la dolicocefalia o escafocefalia es una deformidad craneal que consiste en una cabeza estrecha y alta, por aplanamiento de la región temporo-parietal (lateral) con un aumento del diámetro antero- posterior. Es decir, un alargamiento de la cabeza del bebé, haciéndola más estrecha de lo normal. Aunque la dolicocefalia suele ser causada por factores genéticos, también puede desarrollarse cuando el bebé duerme constantemente en la misma posición. La presión constante en un área específica del cráneo puede afectar su forma.
La prevención y el tratamiento son esenciales
Es crucial destacar que estas deformidades craneales son tratables y, en muchos casos, prevenibles con algunas prácticas sencillas. Como padres, podemos incorporar cambios en la rutina diaria de nuestro bebé para evitar la presión constante en una parte específica de la cabeza, practicar a menudo el porteo, el tummy time, evitar que pase el máximo tiempo posible en el cochecito o la hamaquita, etc. Es esencial variar la posición del bebé mientras duerme y durante el tiempo de juego para promover un desarrollo craneal equilibrado.
Estas deformaciones son fáciles de diagnosticar, ya que la cabeza del bebé no es simétrica, y un diagnóstico precoz será beneficioso para su tratamiento. La mejor edad para realizar el tratamiento es la comprendida entre los 3- 4 y 12 meses de edad, ya que es el período donde se observan los mejores resultados, por la alta plasticidad (moldeabilidad) del cráneo.
Si bien estas deformidades craneales no suelen causar problemas graves de salud, es fundamental consultar con un pediatra si se observan cambios en la forma de la cabeza del bebé. En algunos casos, se puede recomendar el uso de colchones especiales, ejercicios de fisioterapia o incluso cascos ortopédicos para corregir la deformidad.
En conclusión, la conciencia y la prevención son clave cuando se trata de deformidades craneales en bebés. Entender las diferencias entre la plagiocefalia, la braquicefalia y la dolicocefalia o escafocefalia, así como adoptar prácticas que fomenten el desarrollo equilibrado del cráneo, son pasos fundamentales para garantizar la salud y el bienestar de los más pequeños.