La mejor definición de un chupete es que es un pezón de goma o plástico que se le da a los bebés y niños pequeños para que lo chupen. Un chupete tiene la capacidad de relajar a un niño inquieto, de calmar su llanto, de ayudarle a conciliar el sueño y de reducir el estrés y el dolor ante procesos poco agradables para ellos, como una consulta pediátrica o durante el temido cólico del lactante.
Pero, ¿es bueno el chupete para dormir?
En bebés prematuros, el uso del chupete se ha vinculado a una mayor ganancia de peso, a un mejor tránsito intestinal y a un alta hospitalaria más temprana. También es recomendable favorecer el uso del chupete en niños con un hábito de succión elevado para evitar que recurran al dedo, entre otras cosas porque siempre será más sencillo retirarles el chupete que quitarles la costumbre de que se chupen el dedo.
Según la Asociación Española de Pediatría (AEP), los principales beneficios del chupete son otros, ya que está demostrado que el chupete disminuye la estancia de los niños prematuros en los hospitales y el riesgo de muerte súbita infantil (SMSL). Esta reducción del riesgo de muerte súbita se produce porque el chupete favorece la correcta colocación de la lengua y la respiración y evita que obstruya las vías respiratorias.
Con esta afirmación de la Asociación Española de Pediatría, podríamos concluir que es recomendable el chupete para dormir. Sin embargo, se recomienda introducir el chupete solo después de que la lactancia materna esté bien establecida, generalmente alrededor de las 3-4 semanas de edad.
Por otro lado, los chupetes interfieren en el afianzamiento del sueño durante la noche. Si el bebé utiliza un chupete para conciliar el sueño, probablemente se despierte cuando lo pierda durante la noche, y después no sea capaz de volver a dormirse hasta que lo haya encontrado. Al final el uso del chupete siempre dependerá de las necesidades de nuestro bebé a la hora de dormir.
¿Hasta cuándo es bueno usar chupete?
La American Academy of Pediatrics (AAP) y otras organizaciones de salud sugieren que el uso del chupete puede continuar hasta que el niño muestre signos de querer dejarlo, lo cual suele ocurrir naturalmente entre los 6 meses y 2 años de edad. Aquí hay algunas pautas generales:
- Dejarlo de forma gradual: Se recomienda que los padres consideren eliminar gradualmente el uso del chupete después del primer año.
- Evitar el uso excesivo: Limitar el uso del chupete a momentos específicos, como a la hora de dormir o en situaciones que requieran consuelo.
- Evitar el uso prolongado: El uso prolongado del chupete más allá de los 2-4 años de edad puede estar asociado con problemas dentales, como malformaciones en la mandíbula o mal alineamiento dental.
- Respetar las señales del niño: Observar las señales de que el niño está listo para dejar el chupete puede incluir una disminución natural del interés en él, o si el niño comienza a expresar la necesidad de chuparse el pulgar en lugar del chupete.
- No forzar la transición: Forzar a un niño a dejar el chupete puede causar angustia innecesaria. Es mejor abordar la transición de manera gradual y respetuosa, ofreciendo otras formas de consuelo y seguridad.