Almohada infantil Minnie

La Asociación Española de Pediatría (AEP) aconseja no usar almohadas en recién nacidos y lactantes. Tampoco mantas, peluches o cualquier otro objeto que pueda suponerle un mínimo de riesgo de asfixia al bebé. Si el bebé se mueve por la noche y se da la vuelta –y luego no sabe volver a colocarse boca arriba–, su nariz podría quedar atrapada contra la almohada y por tanto tener más dificultad para respirar.

Durante el primer año de vida, el uso de una almohada puede interferir con la alineación natural de la columna vertebral de los bebés, que aún están desarrollando su estructura ósea y muscular. Las proporciones de los bebés no son como las de los adultos: su cuello es pequeño y su cabeza es mucho más grande respecto al tamaño de su cuerpo. Dormir con almohada, además de la incomodidad que puede provocarle, puede forzar la curvatura natural de su cuello.

La recomendación general es que los bebés comiencen a usar almohada a partir de los 2 años.

Cuando llegue el momento de introducir una almohada para tu peque es importante elegir una almohada adecuada para su edad y tamaño. Opta por una almohada bajita y suave, diseñada específicamente para niños pequeños, que proporcione un soporte adecuado para su cabeza y cuello.

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